Se reportó que 66% de las empresas mexicanas consideran que el mayor costo del fraude de identidad es la pérdida de clientes actuales y potenciales. Esto se debe a que los fraudes afectan directamente la confianza de los usuarios y, en consecuencia, la retención y adquisición de nuevos clientes. Brasil, por su parte, ocupa el primer lugar en América del Sur en cuanto a incidentes de fraude, reflejando una problemática extendida en la región, según Authentic ID.
Una de las principales amenazas es el incremento de identidades sintéticas, esta forma de fraude combina información real de personas con datos falsos o generados por inteligencia artificial.
A diferencia del robo de identidad tradicional, en el que se utiliza la información personal de una víctima existente, la identidad sintética combina datos auténticos, como un número de seguridad social real, con detalles inventados, como nombres y direcciones falsas.
¿Cómo se crean las identidades sintéticas?
De acuerdo con la empresa Incode, los datos para este tipo de fraudes pueden ser desde información que se encuentra en redes sociales, hasta vulneraciones en las bases de datos de instituciones, como puede ser la que sucedió en la Ciudad de México, con el servicio LlaveCDMX.
Este sistema digital, diseñado para simplificar el acceso a diversos trámites y servicios del Gobierno de la Ciudad de México, tuvo una vulneración de ciberseguridad, en la que la información de 6.3 millones de usuarios estuvo en riesgo. Sin embargo, no ha habido más detalles sobre el tipo de datos personales que se lograron filtrar, pero la plataforma tiene información como CURP, RFC, nombre completo, dirección y teléfono de usuarios.
Información real:
Los delincuentes suelen comenzar con un número de identificación real, como un número de seguridad social, que puede pertenecer a un niño, una persona fallecida o incluso alguien sin historial de crédito.
Información ficticia:
Combinan este número con otros datos falsos, como un nombre, fecha de nacimiento y dirección que no corresponden a una persona real.
Ya que tienen esta identidad, utilizan este ente para abrir cuentas de crédito y acumular un historial de crédito. Al principio, incluso pueden realizar pagos puntuales para crear una apariencia de legitimidad.
“Una tendencia preocupante en América Latina es el aumento del fraude relacionado con el comercio electrónico y los sistemas de «Compra Ahora, Paga Después». Con el crecimiento del comercio en línea, estas plataformas se han convertido en un objetivo principal para los defraudadores que utilizan tarjetas de crédito robadas o identidades sintéticas para realizar compras. Además, el fraude de devoluciones es prevalente, con muchas transacciones de devolución siendo fraudulentas, afectando significativamente a los minoristas”, señala el informe.
¿Cómo reducir este tipo de fraude?
En primer lugar, es esencial mejorar la verificación de identidad, adoptando tecnologías avanzadas como la autenticación biométrica y el análisis de documentos. Esto puede ayudar a detectar intentos de fraude en tiempo real, lo que es crucial para prevenir transacciones fraudulentas antes de que se completen.
Chavarría sugiere también una mayor inversión en la educación y concienciación de los consumidores. A medida que las tácticas de fraude se vuelven más sofisticadas, es fundamental que los consumidores comprendan los riesgos asociados con sus actividades en línea y cómo proteger su información personal. Las campañas de concienciación pueden ayudar a reducir el número de víctimas de fraude y mejorar la seguridad general de las transacciones.
El reto para las empresas es el balance entre agilidad y seguridad, fundamental para conservar la experiencia del usuario además de tomar las medidas pertinentes para evitar este tipo de estafas.