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Aprender Lenguas de Señas Mexicana es un propósito que muchas personas se trazan con la intención de ser más inclusivos con una población históricamente desatendida: la de las personas sordas. Es por ello, que Héctor Hernández Jiménez, estudiante de Ingeniería en Robótica Industrial del IPN y ganador del Premio Dyson de este año, inventó SignalGlove, un dispositivo para cerrar las brechas de la población sorda. En entrevista con Expansión, Héctor comenta que este proyecto surgió luego de trabajar en un voluntariado con una comunidad sorda, donde se dio cuenta de que para esta población es muy difícil comunicarse incluso durante una emergencia y fue por ello que inició el proyecto del SignalGlove. Este gadget es un guante equipado con cinco sensores que detectan la posición y presión de los dedos de los hablantes de la LSM. Estos datos se transmiten a través de Bluetooth, transformando las señas en letras que pueden ser leídas a través de una pantalla.
Interés en la robótica desde la infancia
Su objetivo principal es facilitar la interacción y el aprendizaje de la lengua de señas, tanto para personas sordas como para oyentes que deseen aprender el lenguaje, ya que datos de la Secretaría de Salud, señalan que aproximadamente 2.3 millones de personas padecen discapacidad auditiva y existen 300,000 personas que utilizan la LSM; sin embargo, la mayoría de la población desconoce el lenguaje de señas, lo que impide la comunicación y genera frustración entre las personas sordomudas. Héctor señala que desde su etapa en secundaria ya tenía mucho interés por la robótica y sus padres incentivaron este gusto. A pesar de que se trataba de una carrera compleja en términos económicos, junto a ellos buscó fundaciones para aprender programación y ahora conoce lenguajes como Python, C Sharp, JavaScript, HTML y CSS. Además, durante la preparatoria realizó varios proyectos que le ayudaron a mejorar su experiencia en el ámbito de la programación de robots, lo cual le permitió generar el primer prototipo de su guante, cuyo principal problema era lo costosa que resultaba su producción hasta mejorarlo y lanzar una segunda versión, que fue la ganadora del Premio Dyson. Uno de los puntos más importantes del proyecto es que ya se probó con comunidades de personas sordas y ha recibido retroalimentación sobre su funcionamiento hasta el punto de que reunió suficiente información para una tercera versión. Héctor comenta que está en desarrollo y va a utilizar una red neuronal (programada por él mismo) para en vez de letras transmitir palabras completas y mejorar la comunicación. Para esta versión, Héctor señala que uno de los principales retos es combinar negocios y tecnología para encontrar el financiamiento del proyecto y finalmente lanzarlo al público general. “Con los posibles inversionistas, en primer lugar, busco un asesoramiento económico para saber cómo llevar el proyecto y lograr producir en masa, darle más difusión para que más gente conozca esta tecnología, en algunos casos con donarlos con unidades de gobierno, pero sin que haya alguna pérdida económica”, enfatiza. Para Héctor, la idea de “ayudar al mundo” es la guía principal de su iniciativa y cada vez que se menciona obtener un beneficio económico, él insiste que eso puede llegar en el futuro, con otros proyectos, pero el objetivo principal de SignalGlove es generar impacto. “Tal vez en otros proyectos sí podrían convertirse en un emprendimiento”, concluye. “Pero SignalGlove, antes de ser un negocio, debe beneficiar a las personas sin que les represente un obstáculo económico”.
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